Palma Clara es una
comunidad muy pequeña que queda a un costado de La Farola, la carretera que
comunica a Guantánamo con Baracoa. Antes la gente de La Cruzada pasaba su
última noche allí, pero por cuestiones logísticas, ahora solo se va a hacer
funciones en la mañana. Este pequeño pueblecito de cafetaleros es de los sitios
más amados por los artistas que hacen el viaje de 34 días. Llegar hasta allí
con la alegría y el amor intactos es otro gran reto de la travesía.
Cuando íbamos en el
camión nos cogió un aguacero en plena Farola y todos nos empapamos. Lo peor fue
el frío tan grande que hacía en Palma Clara y lo más lindo fue la neblina que
rodeaba al mágico lugar.
La visión de Palma
Clara se queda en la memoria de todos los que pasan por allí y cada uno la
retrata en su mente de una forma distinta, sin embargo, el lugar es
impresionante desde todos los ángulos. A Palma Clara se llega en los últimos
días de La Cruzada con el agotamiento de más de un mes fuera de casa, pero los
actores guardan sus energías para dar allí una gran función para un público
pequeño pero agradecido. Aún bajo la lluvia hay muchos del pueblo que están
trabajando en el campo, los que quedan se reúnen para esperar a los actores,
con un sigilo particular que a veces se parece a la tristeza.
En Palma Clara están
los mejores actores niños de toda La Cruzada, ellos pertenecen al proyecto La
Flor del Café, creado por Esmérida, la promotora cultural de la zona, quien se
siente feliz de formar parte de los cruzados y habla con orgullo de sus niños. Los
niños esperan cada año a los actores y les presentan sus obras, como ocurre en
casi todos los lugares por donde pasamos. Lo especial de Palma Clara es el
vínculo tan profundo que existe con La Cruzada y el agradecimiento hacia ella
que se trasmite de generación en generación. Después de las palabras de
bienvenida de Esmérida y la actuación de los niños, los cruzados nos quedamos
llorando de la emoción y también lloran ellos y Esmérida y todos los que viven
en ese sitio humilde y solitario.
El pueblo tiene una
estructura muy bonita, las casitas están alineadas y dispuestas de manera
simétrica. La gente allí es muy pobre y luego del paso del ciclón Mathew, hace
más de dos años, aún no se han recuperado totalmente. A pesar del estado de las
casas, la gente en Palma Clara cuida sus jardines y cuando caminamos por
cualquier callecita, sentimos el olor de las flores y de la yerba mojada. Las
piedras de Palma Clara son lizas y verdes con filigranas grises y su belleza se
esconde debajo de la tierra roja de los jardines.
Dicen que hay un
proyecto para reconstruir Palma Clara, para arreglar sus casas y hacer nuevas
instalaciones para el uso público, mientras llega ese día tan esperado, algunos
se mudan hasta Paso de Cuba, donde les ofrecen un apartamento nuevo en un sitio
más céntrico, poblado y cómodo. Sin embargo, la mayoría se resiste a abandonar
su tierra, su arraigada tradición cafetalera y los hermosos amaneceres en Palma
Clara.
Mas fotografias en:
https://www.facebook.com/jorgricardofoto/photos/?tab=album&album_id=1477872152315316
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